Un día de destituciones, llegadas y estrenos
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Diferente: "Herrera tiene toda la confianza"
Ahora, después de tres victorias consecutivas, el Real Valladolid de Paco Herrera está rodeado de paz y tranquilidad aunque también es cierto que antes nada perturbó en exceso la calma con la que, desde su llegada, ha podido trabajar el entrenador pacense y sus ayudantes. La situación es radicalmente opuesta a la vivida hace un año por estas fechas y que hoy cumplía su punto más álgido. El 21 de octubre de 2015 el Nuevo Estadio José Zorrilla vivió una jornada intensa en las oficinas, en los vestuarios y en la sala de prensa. Gaizka Garitano salía del Pucela y Miguel Ángel Portugal le sustituía en el primer cambio de entrenador de la temporada pero no el último. Aún tenía que aparecer en escena Alberto López para salvar al equipo del descenso a Segunda División B.
Tras sólo nueve jornadas ligueras y la ronda copera ante el Real Oviedo, el Real Valladolid, en puestos de descenso tras una dura derrota (3-1) en Palamós ante la Unió Esportiva Llagostera, tomaba la dura decisión de destituir al entrenador de Derio pasadas sólo unas semanas desde su presentación y su puesta de largo. La paciencia actual no existió y el hoy técnico del Deportivo de la Coruña vivía uno de los momentos más duros de su carrera. Tras el descenso con la Sociedad Deportiva Éibar, el exjugador soportaba el duro trago de asumir una destitución, que como ya avisó, le pillaría trabajando. Lo que el llamó la "ocupación sin preocupación" se consumaba y cerraba su breve etapa en la capital castellana.

Una brillante despedida
Después de saber que era destituido a primera hora del día, el club hacía oficial la noticia en un breve comunicado a las 9.54 horas. En ese momento ya se estaba negociando con un Portugal ya en la ciudad. Antes de la presentación del burgalés y de dar carácter oficial al acuerdo, Garitano se pudo despedir, primero, de sus ya exjugadores para, después, comparecer en la sala de prensa. En ella, con elegancia y sobriedad, expuso durante algo menos de diez minutos las sensaciones que vivía tras la destitución y cómo digería ésta.
Asumiendo sus errores y sus fallos, el Pucela era lo primero y así lo expresaba Garitano. Esperando "lo mejor" para el Real Valladolid "porque me he encontrado con un grupo humano fenomenal, tanto en los trabajadores del Club como en los futbolistas" y deseando que "conmigo o sin mí este equipo va a ir para arriba". Asegurando que le daba mucha "pena no estar" porque "tenía muchas ilusión y mucha fuerza para seguir". Pese a todo, y como "llevo mucho tiempo en este mundo", según afirmaba, comprendía que buscaran "un revulsivo" que nunca llegó a ser tal.

Rey muerto, Rey puesto
Si antes de las 10.00 horas era un hecho la salida de Garitano, menos de dos horas después ya era oficial su sustituto. Ya se había barajado el nombre del ex del Real Madrid Castilla o Racing de Santander pero no sería hasta las 11.47 horas cuando Miguel Ángel Portugal ya era el nuevo entrenador del Pucela. El burgalés, sin pasar por un banquillo español en los últimos cuatro años, se hacía cargo del Real Valladolid en una brillante oportunidad para su carrera.
Su discurso conciliador, tranquilo y pausado aparecía desde el momento en el que pisaba la sala de prensa vallisoletana. Llegaba con ganas, con mesura y con ilusión. Además, lo hacía con el discurso muy claro: "Tenemos que cambiar el estado anímico y éste se consigue sabiendo jugar a ganar", decía. Asegurando de forma rotunda que “a la hora de aceptar la oferta no me he fijado en la clasificación" sino "en la grandeza del Club y en los objetivos que tiene”, Portugal mostraba ganas por empezar a trabajar e ir inculcando "poco a poco" sus conceptos. Asegurando que no quería ser como "Atila", la llegada de Portugal, como cualquier cambio de entrenador, se afrontó como un gesto de aire fresco.

Nueva etapa en Los Anexos
Hechas las presentaciones, en un orden opuesto al de Garitano, Portugal se enfundaba el chándal y saltaba a los Campos Anexos para dirigir, junto al nuevo cuerpo técnico, su primera sesión. Con las ausencias de Álvaro Rubio, Erick Moreno y Alejandro Alfaro y con una sesión de más de cien minutos de duración, comenzaba a rodar el balón en la segunda etapa de la temporada, aquélla que sólo duro 186 días y que reportó grandes partidos como el disputado ante el Córdoba CF (2-0) en el Nuevo Estadio José Zorrilla, pero ridículos tan espantosos como los perpetrados en los estadios de Anduva (4-1) y Butarque (4-0).
Hasta entonces, aún quedaba, y las primeras fases de la etapa del segundo entrenador de la temporada pasado caminaron bajo la batuta de un discurso radicalmente opuesto al anterior. Las formas, el estilo y el formato de Gaizka Garitano dijeron adiós y las conciliaciones de Portugal hicieron su acto de presentación en el Pucela.
